Desde tiempos remotos el ser humano aprendió a fermentar granos y
jugos para obtener bebidas alcohólicas que provocaban un estado alterado de su
comportamiento. Existen reportes escritos del uso de la cerveza, vinos y otras bebidas alcohólicas que datan de 3.000 años Antes de Cristo. El alcoholismo es
una enfermedad casi tan antigua como la civilización misma.
CONSECUENCIAS
El
alcoholismo es también considerado una enfermedad crónica , progresiva y a menudo
mortal. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como la ingestión diaria
de alcohol con niveles superiores a 50 g en la mujer y 70 g en el hombre. Una copa
de licor tiene aproximadamente 40 g de alcohol, un cuarto de litro de vino,
contiene 30 g y un cuarto de litro de cerveza, 15 g. El alcohol genera una
dependencia emocional y a veces orgánica que ocasiona un daño cerebral progresivo
e, incluso, la muerte.
EFECTOS
Existen
dos tipos de intoxicación debida al consumo del alcohol:
· Intoxicación Crónica:
Provocada por intoxicaciones agudas repetidas, o excesivo y continuo consumo
del alcohol. La gravedad de la enfermedad depende del hábito de cada individuo.
El beber constantemente y en forma sostenida puede, con el transcurso del
tiempo, causar síntomas como dependencia física al alcohol. Estudios en
distintas personas alcohólicas han
demostrado que factores como la genética, la cultura y la psicología juegan un
papel importante en la aparición del alcoholismo crónico.
· Intoxicación Aguda:
Es la ocasionada por ingestión masiva del alcohol. Una vez absorbido, el
alcohol es metabolizado y produce en el consumidor diversos síntomas como
alteraciones que afectan la percepción de los sentidos, disminución de los
reflejos, pérdida del autocontrol con paralisis progresivo de los procesos
mentales, falta de coordinación motriz y confusión mental. Si la cantidad de
alcohol ingerido sobrepasa los 3 grados por litro de sangre se produce un coma
y, finalmente, la muerte.